lunes, 30 de mayo de 2011

Agosto en el Paraná




I

Dejo el ruido de los motores
atrás en la rambla
e ingreso en el silencio entero
del río misterio
las islas
inmóviles

               II

              cómo pensar el movimiento
              en el río que fluye
              detenido en su superficie
              centelleante
              lo cruza terso
             un bote solo y deslizado
            en el otro margen uno más
            a reunirse en un punto imaginario
            del cielo más allá de las islas
            desflecadas
            en la copa de sus árboles

I II

como en un thriller vi
mi cara reflejada
bajo sospecha
en la ventanilla de la lancha:
los lentes oscuros surcados
por el reverbero del sol
cayendo como una cometa
sobre el agua
en el murmullo adormecedor
el narcótico sucederse
del río
y a mis espaldas
su cabeza recostada
en la orilla de un sueño infinito

IV

"Zona de peligro" dice el cartel
cuando los más chicos pescan
suavemente en la orilla
y las ramas de los sauces
apenas se agitan

V

el aire se suspende
vibra en luminosa
transparencia calca
la pluma del polen
que respiro
el liviano amarillo del aromo
cuando estalla:
inminencia de verde nuevo
en la todavía tímida
aparición de la tarde.

           VI

           ahora es un paisaje lunar
          el imprevisto diseño amarronado
          de las barrancas
          cuando anochece
          bajo el arco de las voces
          de los pájaros
          el río se vuelve lámina
          acerada
          la silueta negra
          de los árboles
          el vapor del atardecer
          que enrarece
         el verde a la distancia

VII

sobre el horizonte
deja el cielo
su luminosidad de a poco
entre rosas y oros
de seda
se despliega una
mansa cavada
oscuridad
otra vez el silencio
del paisaje llamándome

VIII

cuando se extingue el cielo
en el centro de la silueta ya oscura
de la isla el cartel blanco
con letras doradas BIECKERT
abre una pantalla ilusoria
como una cita de Viel
al pie de los aromos
un espejismo que desmienten
la trama del monte
la presencia imperturbable del río
quieto cuando lentamente una
barcaza alcanza
la orilla de la costa
en el extremo y desaparece
como un pequeño juguete
tras la isla que duerme
sobre el silencio del agua.

Delfina Muschietti

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